Después de la vida laboral, los adultos mayores tienen derecho a obtener una pensión, es decir, un ingreso mensual cuyo monto se determina por las aportaciones que el trabajador hizo al estar afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o al Instituto de Seguridad y Servicios de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Para hacer valer este derecho, en México existen dos opciones para jubilarse: desde los 60 años y a los 65 años. Esta es una decisión que cada jubilado debe analizar bien y poner en la balanza su salud, economía y proyecto de vida para saber qué opción le conviene más.
Pasos para obtener la pensión
Antes de tramitar la pensión se deben conocer los requisitos y elementos de acuerdo al régimen de la ley del seguro social que les corresponda para destinar los recursos necesarios al término de la vida laboral.
Para ello, es necesario tramitar una solicitud de Pensión de Cesantía en Edad Avanzada o por Vejez ante el instituto de seguridad social en el cual cotizó durante la vida laboral. Para realizar esta solicitud se deben prever dos regímenes y cada uno determina las condiciones que se deben cumplir para el otorgamiento de la pensión:
El Régimen de 1973: si se cotiza antes del 1° de julio de 1997. Bajo esta modalidad, la cuantía se determina con base en que al momento de solicitar la pensión se debe tener de 60 a 64 años de edad para aplicar la Cesantía en Edad Avanzada, con lo cual se tendría el siguiente esquema:
- A los 60 años obtendrá una pensión del 75 por ciento.
- A los 61 años se obtendrá el 80 por ciento.
- A los 62 años será el 85 por ciento.
- A los 63 años el importe será del 90 por ciento.
- A los 64 años se tendrá derecho al 95 por ciento.
Si se solicita la pensión a los 65 años cumplidos por el ramo de Vejez, se tiene el derecho al 100 por ciento.
En todos los casos se requieren como mínimo 500 semanas de cotización y para determinar el monto de la pensión se tomará como referencia el salario diario promedio de las últimas 250 semanas cotizadas (aproximadamente 5 años).
El Régimen de 1997 se aplica si se cotiza a partir del 1° de julio de 1997, bajo esta modalidad, además de cumplir con los mismos requisitos en edad, se debe contar con un mínimo de 1250 semanas cotizadas y tener un Expediente de Identificación de Trabajador actualizado, el cual se genera en la Afore.
Es importante señalar que los asegurados que hayan cotizado antes de esta fecha, pueden elegir entre los beneficios del esquema de pensiones de la Ley del Seguro Social de 1973 o los de la Ley de 1997.
Luego de tomar en cuenta dichos requisitos, debes acudir a la subdelegación correspondiente del instituto de seguridad social al que se está afiliado para presentar la solicitud de pensión, la cual emitirá una resolución donde se dictamina si se cumplen con los requisitos.
Con ese documento se debe acudir a las oficinas de la Afore para iniciar el trámite de retiro de recursos y presentar toda la documentación requerida, así como la Solicitud de Disposición de Recursos, debidamente llenada y firmada.
El asesor de la Afore creará un expediente y entregará un folio con el que se debe acudir al IMSS o ISSSTE, según sea el caso y llevar también los siguientes documentos:
- Identificación oficial con fotografía y firma vigente (credencial ADIMSS, INE, cédula profesional, pasaporte, cartilla del servicio militar).
- Número de seguridad social y el nombre del trabajador.
- Comprobante de domicilio no mayor a 3 meses (boleta predial, recibo telefónico, recibo de luz, agua o gas).
- Clave Única de Registro de Población (CURP).
- Estado de cuenta del Afore con una antigüedad no mayor a 6 meses.
- Constancia de inscripción al Registro Federal de Contribuyentes (RFC).
- Documento en donde se especifique el número de cuenta bancaria y Clave Bancaria Estandarizada (CLABE).
- Copia certificada del Acta de nacimiento (se queda en el expediente).
Por lo regular resolverán la petición en un lapso no mayor a seis días hábiles. Luego se entregará un documento donde quedará establecido el monto económico que se recibirá mes con mes, así como la fecha y lugar donde se dispondrán de los recursos.
Una de las ventajas más grandes del empleo formal es que se cuenta con seguridad social y el trabajador goza de varias prestaciones, una de ellas es que una parte de su salario se “guarda” para que cuando se cumplan ciertos requisitos se pueda pensionar.
La pensión es una prestación económica que reciben los trabajadores asalariados cuando se jubilan. Se piensa que después de muchos años de trabajo, el jubilado podrá descansar y gozar de su tiempo libre, sin ninguna preocupación económica, sin embargo, esto sólo será posible si cuenta con los ahorros suficientes para su retiro.